30 diciembre, 2006

Esto si es lo que parece

Cuando en las películas un personaje se encuentra a su mujer con otro o al revés, la frase recurrente es justamente “esto no es lo que parece”. La evidencia de la imagen es tan contradictoria con la frase que a menudo se nos escapa una sonrisa. ¿Cómo se puede ser tan estúpido como para intentar negar algo que a todas luces es evidente? Pues últimamente, leyendo la prensa, no hago más que encontrar a escenas parecidas y siempre la absurda frase. Lo curioso es que al contrario que en el cine nosotros como cónyuges engañados no salimos airados de la casa para nunca volver sino que nos encogemos de hombros y aceptamos la justificación por irrisoria que parezca.

Sale en la televisión el consejero de interior mallorquín y dice que cuando habló con el Alcalde de Andratx el mismo día de su detención no le estaba avisando y lo promete 14 veces. Esa antigua estrategia del PP que dice que si repites algo muchas veces aunque sea falso empieza a hacerse verdadero.

Sale Bush y dice que a pesar de que en Irak no hay armas de destrucción masiva, que a pesar de que no habían ningún vinculo con Al’Qaeda, el mundo es más seguro con Sadam ejecutado. Eso no convierte a Hussein en un mártir, es probable que se haya ganado una muerte dolorosa, pero Bush nos dice “esto no es por el Petroleo” y se queda tan ancho. Y nosotros tragando y llevando unos cuernos de alce, que son más propios de esta época.

TVE, paga 42.000 euros, por programa a Carmen Martinez-Bordiu la nieta del dictador Franco por mover su palmito en Mira quine baila. Y lleva ya semanas y semanas en la pista de baile de la televisión publica y pasando por caja, claro. A la preguntas sobre el tema la directora de la televisión dice desconocer esa cantidad y que no ve motivo para no contratar a la nietísima y a nosotros nos sigue creciendo la cornamenta. Tanto nos ha crecido que ante fragantes engaños ni tan solo pedimos explicaciones, no llegamos ni a oír el consabido “esto no es lo que parece” porque nos vamos a la cocina a preparar un café para cuando los adúlteros den por terminado su revolcón en nuestra propia cama.

Si no es así, no se entiende como dejamos que Zaplana siga en la política después de afirmar en una conversación telefónica grabada “yo estoy en política para forrarme”. Su partido no lo echará pero, ¿no hay sistema democrático para inhabilitarlo?

Pero vayamos más allá. El ayuntamiento de Barcelona dice que quiere reconvertir antiguas fábricas en centros de producción cultural. En realidad dia a dia sus acciones indican lo contrario. Can Ricart, Can Batlló y un largo etcétera son pruebas de ello. Pero es cierto, hay dos fábricas en que se proponen usos culturales, Can Fabra y La Escocesa. Ambos recintos fabriles han sido previamente comprados por una misma inmobiliaria, Renta Corporación. En el staff directivo de esta empresa hay exministros del PP i del PSOE i antiguos altos cargos de CIU. Can Fabra, fue comprada por 30 millones de euros. Solo unos meses más tarde el Ayuntamiento se la compró por 51 millones y eso teniendo en cuenta que el consistorio había valorado el conjunto fabril por 37 millones. ¿No es lo que parece? Ahora están en gestiones para vender al Ayuntamiento La Escocesa.

El Barça después de meses con gestiones con posibles patrocinadores decide hacer una operación novedosa, patrocinar ellos a UNICEF. Se ha vendido como un acuerdo humanitario pero, a nadie le surgen preguntas? Si las gestiones anteriores se abortaron porque Laporta pedía mucho dinero, como es posible que de repente decida, no solo ganar sino regalar dinero. ¿A nadie le llama la atención que cuando salen los jugadores se vea el logo de UNICEF con Nike? ¿A nadie se la ha ocurrido que es Nike quien está pagando la operación para limpiar su imagen? ¿No es lo que parece?

1 comentario:

Anónimo dijo...

crec que potser del teu interes,si es que no l'has lleg it.
EL PROPÓSITO DE LA EDUCACIÓN

Por Krishnamurti



Desde los tiempos de la antigua Grecia y la antigua India, las escuelas han sido lugares donde uno aprende.

No se puede aprender si no se dispone de tiempo libre, o sea, tiempo para uno mismo, tiempo para escuchar a otros, tiempo para investigar. Un lugar así es una Escuela. Las Escuelas modernas en todo el mundo cultivan meramente una parte del cerebro, la cual se ocupa de adquirir conocimientos, tecnología, ciencias, biología, teología y cosas por el estilo. Esas escuelas sólo se interesan en el cultivo de una sección particular del cerebro, la que adquiere muchísimo conocimiento, conocimiento externo. Ese conocimiento puede ser empleado hábilmente para ganarse la vida o torpemente, depende de la persona. Escuelas así han existido por miles de años.

Al pensar una nueva Escuela, intentamos realizar algo distinto. El intento no consiste sólo en educar académicamente hasta los niveles establecidos, sino también cultivar una comprensión, una investigación dentro de la total estructura del ser humano. Los estudiantes llegan ya condicionados, de manera que ahí comienza la dificultad. Uno tiene que ayudarlos a librarse no sólo del condicionamiento general, sino también a que investiguen mucho más profundamente.

Nadie puede conducir a otra persona hacia la verdad, a la recta conducta, a la clase correcta, nadie, porque cada uno de nosotros es responsable de sí mismo y no depende de nadie en absoluto. La intención de este nuevo modelo de escuela es cultivar una mente, un cerebro que sea holístico, que adquiera conocimientos para actuar en el mundo pero sin descuidar la naturaleza psicológica del hombre, porque eso es mucho más importante que la carrera académica. Aparentemente, cierta clase de educación es necesaria para tener la capacidad de ganarse la vida en el mundo actual, en la actual civilización (sea lo que fuere esa civilización), y tanto las escuelas occidentales como las orientales están descuidando el otro lado, que es mucho más grande y profundo. Pero aquí estamos tratando de hacer ambas cosas.

El propósito de la educación

¿Por qué vamos a la escuela? ¿ Por qué aprendemos múltiples materias?, ¿ Por qué aprobamos exámenes y competimos los unos con los otros por lograr mejores calificaciones? ¿Qué sentido tiene toda esta llamada educación y qué es lo que implica? Es una pregunta importante, para estudiantes, padres y maestros. ¿Por qué pasamos por el esfuerzo de recibir educación? ¿Es meramente con el fin de aprobar algunos exámenes y obtener un empleo? ¿O la educación tiene como función la de prepararnos, mientras somos jóvenes, para comprender el proceso total de la vida? Es necesario tener un trabajo y ganarse la propia subsistencia. Pero... ¿eso es todo? ¿Se nos educa sólo para eso?.

Por cierto que la vida no es tan sólo un empleo, una ocupación; la vida es algo extraordinariamente amplio y profundo, es un gran misterio, un reino inmenso en el que funcionamos como seres humanos. Si nos preparamos tan sólo para ganarnos la subsistencia, perderemos todo el sentido de la vida; y comprender la vida es mucho más importante que prepararnos meramente para los exámenes y volvernos muy diestros en matemáticas, física o lo que fuere.

Por consiguiente, tanto si somos maestros como estudiantes, ¿no es fundamental que nos preguntemos por qué educamos o se nos educa? ¿ Y qué significado tiene la vida? ¿No es la vida algo extraordinario? La vida es el pobre y es el rico, es la constante batalla entre grupos, razas y naciones, la vida es meditación, la vida es lo que llamamos religión, y es también las sutiles, ocultas cosas de la mente: las pasiones, las ambiciones, las envidias, los temores, los logros y las ansiedades. Todo esto y mucho más es la vida.

Ciertamente, la educación no tiene sentido a menos que nos ayude a comprender la vasta extensión de la vida con todas sus sutilezas, con sus dolores y sus alegrías, con su extraordinaria belleza. Podremos lograr títulos académicos y obtener un puesto muy bueno, pero ¿ Después qué? ¿Cuál es el sentido de todo esto si en el proceso la mente se embota, se fatiga, se vuelve estúpida?. Por lo tanto, mientras somos jóvenes, ¿no tendríamos que aspirar a descubrir qué es la vida en su totalidad?

¿Y acaso no es el verdadero propósito de la educación cultivar en el hombre la inteligencia que tratará de hallar la respuesta a todos estos problemas? ¿Sabemos qué es la inteligencia? Es sin duda, la capacidad de pensar libremente, sin miedo, sin formula alguna, de modo que podamos comenzar a descubrir por sí mismos aquello que es real, verdadero; pero si estamos atemorizados jamás seremos inteligentes. Cualquier forma de ambición, espiritual o mundana, engendra ansiedad, temor; por lo tanto, la ambición no ayuda a producir una mente clara, sencilla, directa y, en consecuencia, inteligente.

Es realmente importante vivir en un ambiente donde no exista el temor. Casi todos nosotros, a medida que envejecemos, nos volvemos temerosos de vivir, de perder un empleo; temerosos de la tradición, de lo que pueda decir de nosotros el vecino, o nuestra esposa o marido, temerosos de la muerte. La mayoría de nosotros tiene miedo, en una forma u otra; y donde hay miedo no hay inteligencia. Y, ¿no es posible para nosotros, mientras somos jóvenes, estar en un ambiente donde no haya temor sino más bien una atmósfera de libertad no sólo para hacer lo que nos plazca, sino para comprender todo el proceso del vivir?.

La vida es realmente muy bella, y sólo podremos apreciar su riqueza, su profundidad, su extraordinaria belleza, cuando nos rebelemos contra todo - contra la religión organizada, contra la tradición, contra la presente sociedad corrupta,- de modo que, como seres humanos, podamos descubrir por nosotros mismos lo que es verdadero. No imitar, sino descubrir, eso es la educación, ¿no es así?.

Es muy fácil ajustarse a lo que les dicen, sus maestros o la sociedad. Es una manera segura y cómoda de vivir; pero eso no es vivir, porque en eso hay temor, deterioro, muerte. Vivir es descubrir por uno mismo aquello que es verdadero, y uno puede hacer eso únicamente cuando hay libertad, cuando existe una constante revolución interna.

Pero a ustedes no se les alimenta para que hagan esto; pocas personas los alentarán para que hagan esto; pocas personas les dirán que cuestionen, que descubran por ustedes mismos que es Dios, porque si se rebelarán se volverían un peligro para todo lo que es falso. Sus padres y la sociedad desean que vivan seguros, y también ustedes desean vivir sin riesgo alguno. Vivir así significa generalmente vivir en la imitación y, por tanto, en el temor. Y el sentido de la educación es, ciertamente, el de ayudarnos a cada uno de nosotros a que vivamos libremente y sin temor. Y para crear una atmósfera en la que no exista el temor se requiere de muchísima reflexión, tanto de parte de ustedes como del maestro, del educador.

¿Saben lo que esto significa, lo extraordinario que sería crear una atmósfera carente de temor? Y tenemos que crearla, porque vemos que el mundo está atrapado en guerras interminables; lo conducen los políticos, que siempre están en busca del poder; es un mundo de abogados, policías y soldados, un mundo de personas ambiciosas, hombres y mujeres, todos anhelando posición y luchando unas contra otras para conseguirla. Después están los que se titulan santos, los gurues religiosos con sus seguidores; también ellos desean poder, posición, prestigio, aquí o en la próxima vida. Es un mundo insensato, completamente confundido, donde el comunista lucha contra el capitalista, el socialista resiste a ambos, y cada cual está en contra de alguien, luchando para llegar a un sitio seguro, a una posición de poder o bienestar material. El mundo está desgarrado por creencias en conflicto, por diferencias de casta o de clase, por nacionalidades separatistas, por todas las formas de estupidez y crueldad; y este es el mundo en que se los educa para que encajen en él. Se los estimula para que encajen en la estructura de esta sociedad desastrosa.

Ahora bien, el propósito de la educación, ¿es ayudarles meramente a que se ajusten al patrón de este corrupto orden social, o su función es darles libertad, completa libertad para crecer y crear una sociedad diferente, un mundo nuevo? Necesitamos tener esta libertad, no en el futuro sino ahora, o de lo contrario podemos ser todos destruidos.

Tenemos que crear una atmósfera de libertad para que podamos vivir y descubrir aquello que es verdadero, para que lleguemos a ser inteligentes y tengamos la capacidad de enfrentarse al mundo y comprenderlo, no simplemente ajustarnos a él; para que en lo interno, en lo psicológico, en lo profundo, se encuentren en constante estado de rebelión; porque son sólo los que se rebelan constantemente los que descubren lo verdadero, no el hombre que se amolda, que sigue alguna tradición. Sólo cuando uno está constantemente inquiriendo, observando, aprendiendo, encuentra a Dios, la verdad o el amor; y ustedes no pueden inquirir, observar, aprender, no pueden estar profundamente alertas si tienen miedo. No hay duda, entonces, de que el propósito de la educación es el de erradicar, tanto interna como externamente, este miedo que destruye el pensamiento humano, la relación humana y el amor. (*)

(*) Fuente: Krishnamurti, El propósito de la educación, ed. Sudamericana.