 Cuando se acercaban las olimpiadas, se cerraron los chiringuitos de la Barceloneta, por la ley de costas. Se derribó un tejido urbano a medio camino del mar y la ciudad, con evidentes problemas, pero con un atractivo innegable. Barcelona debía ser moderna. Luego se inventaron el Port Olimpic y la domesticada ruta del tapeo global en el Paseo de Gracia.
Cuando se acercaban las olimpiadas, se cerraron los chiringuitos de la Barceloneta, por la ley de costas. Se derribó un tejido urbano a medio camino del mar y la ciudad, con evidentes problemas, pero con un atractivo innegable. Barcelona debía ser moderna. Luego se inventaron el Port Olimpic y la domesticada ruta del tapeo global en el Paseo de Gracia.
30 noviembre, 2005
Paradoja 1
 Cuando se acercaban las olimpiadas, se cerraron los chiringuitos de la Barceloneta, por la ley de costas. Se derribó un tejido urbano a medio camino del mar y la ciudad, con evidentes problemas, pero con un atractivo innegable. Barcelona debía ser moderna. Luego se inventaron el Port Olimpic y la domesticada ruta del tapeo global en el Paseo de Gracia.
Cuando se acercaban las olimpiadas, se cerraron los chiringuitos de la Barceloneta, por la ley de costas. Se derribó un tejido urbano a medio camino del mar y la ciudad, con evidentes problemas, pero con un atractivo innegable. Barcelona debía ser moderna. Luego se inventaron el Port Olimpic y la domesticada ruta del tapeo global en el Paseo de Gracia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario